Desde la Antigüedad, los animales domésticos y salvajes han sido parte integrante de la vida del ser humano como alimento para su supervivencia, como transporte y también como iconos en la construcción del imaginario cultural. En la cultura ibérica las representaciones figuradas en diversos soportes (cerámica, escultura en piedra, terracotas, metales y monedas),"lo imaginario", y los restos faunísticos de poblados, necrópolis y lugares cultuales,"lo real", ilustran las relaciones entre las sociedades de la Edad del Hierro de la mitad SE de la Península Ibérica con los animales de su entorno.